De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, Niagara es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
Niagara es una perfecta muestra de cómo un logotipo se convierte en imagen inconfundible de su marca.
Niagara basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.